En muchas ocasiones damos por validas actuaciones que se hacen de manera global, que hacen vecinos, personajes públicos y demás miembros de la sociedad, pero que distan mucho de ser correctas.
A día de hoy, en el panorama mundial que vivimos tenemos que plantearnos qué hacemos y cómo lo hacemos. Tendemos a dejarnos llevar por el ritmo frenético de nuestras vidas y en ocasiones de “la cultura de masas” lo que está pasando a nuestro alrededor es una muestra de que esta sociedad necesita mejorar mucho.
¿Y cómo podemos hacerlo?
Sinceramente, basándonos en una educación en valores eficaz. Como monitoras y monitores de tiempo libre, educadoras y educadores, sabemos que los valores son el eje social que nos mantiene unidos, esa ética mínima o moral mínima que tenemos y que marca nuestro desarrollo social. Pero esto no es suficiente, tenemos que apostar, invertir, creer, confiar… más en la educación centrada en los valores.
Los tres valores creo más importantes para que crezcamos y avancemos son: La bondad, la libertad y la justicia.
La bondad como principio de relación entre los seres humanos. Centrar nuestras actuaciones tanto educativas como personales en el compromiso con la bondad es lo que nos convierte en “humanos”, es decir, lo que nos da el sentido de humanidad, al ser bondadosos nuestras actuaciones cambian, somos buenos con las personas, pero también con el entorno, nos preocupamos por el medioambiente, por las especies en peligro de extinción, por los pueblos que sufren y por los medios naturales cada vez más contaminados… creo que cada persona tiene capacidades de sobra para ser bondadosa.
La justicia para saber lo que está bien y es justo, de lo que está mal y es injusto. Para ser capaces de ser justos y estar convencidos de esa justicia, para poder ser críticos con nosotras y nosotros mismos y con el resto, y así poder transmitirlo y trabajarlo con nuestro grupo de discentes mediante actividades de diferente índole como juegos, actividades artísticas, dinámicas de reflexión en grupo... en definitiva, para poder construir una sociedad mejor.
Y la libertad como seña de identidad, porque deberíamos ser libres, sentirnos libres, poder elegir y decidir, poder soñar y ser feliz en esa libertad propia que empieza donde termina la tuya.
Si todas las personas fuéramos buenas, justas y libres, pienso que viviríamos en una sociedad admirable. Por lo tanto…
Intentaré hacer siempre lo correcto, incluso cuando nadie lo esté haciendo.
